No hay duda de que la realización de una película exige la toma de
importantes decisiones tanto a nivel técnico como artístico como de producción;
y que llegue a buen término depende de que se cuente con el presupuesto y el
equipo técnico necesarios o, cuanto menos, mínimamente imprescindibles.
Edu Cardoso, director del cortometraje El paraguas de colores, finalista de la III Edición del
Festival Internacional de Cortometrajes de Alcobendas 2013, ALCORTO, decía en
el coloquio que siguió a la gala de clausura el sábado pasado que hoy “si te puedes comprar un coche por 9000
euros, te puedes comprar un corto”.
En las décadas centrales del siglo pasado, los grandes estudios,
especialmente los americanos e italianos, echaban la casa por la ventana en
superproducciones que, solo en el diseño y construcción de un set cinematográfico, requerían de una
gran inversión económica con la que lograr escenografías colosales y
megapelículas. Era la época de lo grandioso. Grandes historias, grandes
pantallas y formatos espectaculares (CINEMASCOPE, CINERAMA, VISTAVISIÓN).
Películas como Quo Vadis, La caída del
imperio romano, Guerra y paz, Doctor Zhivago, Lawrecen de Arabia, etc.
El
gusto por los relatos extensos y las figuras carismáticas dio paso en la
segunda mitad del XX a una industria cinematográfica más volcada en las historias
reales y las transformaciones sociales. Actores casi desconocidos,
improvisación, rodaje en escenarios naturales, simplicidad en el montaje y
revolución tecnológica no solo favorecían un cambio de la industria a todos los
niveles (conceptual, lingüístico, expresivo, estructural, técnico), sino que
además abarataban considerablemente los costes de producción. La “nouvelle
vague”, el “nuevo cine alemán” en Europa y el “cinema
nóvo” en Latinoamérica son buen ejemplo de este cine de corte más naturalista o
realista, frente al cine americano que en su mayor parte y a excepción de
determinados directores (Lynch, Tarantino, Eastwood, Allen, los Cohen) siguió
siendo básicamente comercial.
Pero
es el cortometraje en especial el gran beneficiado de las nuevas tecnologías. El actual
es buen momento para los cortos porque, como decía Cardoso en ALCORTO, la
gente tiene ganas de trabajar, los medios digitales permiten su realización a
muy bajo coste y las redes virtuales su difusión masiva. Si bien el cortometraje
solía ser el primer paso de los jóvenes creadores antes de dar el salto al
largometraje (Buñuel en El perro andaluz
o Kubrick en The Grandmother, entre
otros, se sirvieron de este formato), hoy día el corto se abre camino como
género independiente del largo y en el que, al no existir unos parámetros claramente
definidos, la libertad creativa es máxima.
En
ALCORTO 2013 se exhibieron desde cortos de aproximadamente un minuto —como
flashes narrativos de impacto inmediato y eficaz— hasta cintas de quince minutos
de duración con diferentes estructuras narrativas y temáticas, si bien predominaba
la preocupación por lo personal y lo social.
En concreto, el premio del público
fue para Un lugar mejor, dirigida por
Marisa Crespo y Moisés Romera, cuyo título reseña perfectamente un argumento en
torno a los sueños de tres jóvenes por alcanzar una vida mejor; el punto de
giro final hace que una historia aparentemente cotidiana y común consiga
noquearnos e involucrarnos como si fuésemos unos personajes más de la misma. Ciudadano Torralba Redux, de Suso Hernández, recibió el premio del jurado,
una historia que según su director primero fue relato y luego guión. Cuenta
cómo se crea una figura histórica de referencia —Cebedeo Torralba, campeón del
mundo de piedra, papel o tijera—, su nacimiento, encumbramiento y caída. Real y
original como la vida misma.
Mi favorito, Voice Over, del director Martín Rosete y de quien Edu Cardoso, generosamente, reconoció que por su calidad en cortos debía haber rodado ya al menos tres largometrajes, sin embargo no consiguió en el festival ningún galardón. No obstante, en mi opinión, era el más arriesgado y conseguido desde el punto de vista narrativo, estructural y temático.
En cualquier caso, en un país donde un corto español como Lo que tú quieras oír, de Guillermo Zapata es el vídeo en español
más popular de Youtube y el séptimo más visto de todo Youtube, donde los
cortometrajes son más valorados fuera que dentro y donde
los festivales y circuitos
de exhibición comercial de cortometrajes son escasísimos, ALCORTO se erige como un evento de primera
fila que incrementa sus participantes de año en año, más de 530 en esta
edición.
MAR REDONDO, habitante del ático.
Hay dos maneras de
difundir la luz... ser la lámpara que la emite, o el espejo que la refleja.
LIN YUTANG
Levanto mi copa por el incremento de los participantes, y por las nuevas oportunidades para áquellos que no siempre las tienen
ResponderEliminarEso es lo que hace falta, Ángeles, oportunidades, o al menos plataformas que las brinden para quienes las quieran y las sepan aprovechar.
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