En la provincia de Guadalajara, entre Sigüenza y
Atienza, se encuentran las salinas de Imón, construidas en el siglo X y en
activo hasta 1996. Un magnífico ejemplo de arqueología industrial, en este caso
de tradición mudéjar. Están consideradas Bien de Interés Cultural y de ellas se
conservan almacenes, la casa del guarda, estanques, canales y una noria. La
presencia de una bacteria llamada Dunaniella Salina aporta a estas salinas una
tonalidad anaranjada que se intensifica a la caída del sol y otorga una calidad
como de acuarela a un paisaje que, si bien más exuberante en los cercanos
cañones de los ríos Dulce y Salado, en este punto resulta algo seco y
desabrido pero no por ello carente de encanto.
MAR REDONDO
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