19/3/14

DE VERDADES INESTABLES, DE ESPACIOS INHABITADOS, por Heterodoxa




Escuchar, contemplar, sentir la lucidez, la absoluta inteligencia, la excepcionalidad de pensamiento de ciertas personas, confieso que me produce la misma emoción que la lectura de un buen libro o la mirada sobre determinados cuadros. Eso me pasó el otro día en la conferencia del premio Príncipe de Asturias, Zygmunt Bauman. Al hecho de su extrema lucidez unía una vitalidad, una espontaneidad y un —yo le llamaría—  carisma contagiosos.
He de decir que, en mi moleskine de todos los años —cada año estreno una nueva—, copio/arrastro la lista de todos aquellos libros que debería/ tendría que leer. Entre ellos, figuraba la obra de Bauman. Ya he comenzado a leerle, no descarto que en algún otro momento vuelva aquí sobre ella. Pero ahora me gustaría apuntar algo de su conferencia. Hizo hincapié en su teoría, ampliamente conocida, de que el mundo ha dejado de ser un lugar estable, previsible, duradero, sólido, para transformarse en algo cambiante, inestable, flexible, líquido. Incidió no solo en las tremendas consecuencias que esta nueva dimensión está generando en las estructuras sociales, políticas y personales…, sino que cuestionó, además, alguna de las verdades que se dan por incontestables en nuestro pensamiento económico  occidental.
Alguna de las ideas fuerza que le escuché  me han parecido una enmienda a la totalidad  sobre los axiomas en los que se asienta nuestra actual política económica. Entre ellas, el convencimiento generalizado de que todos los males, pobreza, desigualdad, paro se van a solucionar con crecimientos del PIB (producto interior bruto). Sostiene que sin medidas distributivas esos crecimientos del PIB no se trasladan por igual, es decir de forma equitativa, a todos los ciudadanos. Comentó, por ejemplo, que, de los crecimientos del PIB generados en América desde que comenzó la crisis, el 93% de la riqueza creada se concentró en el 1% más rico, mientras el 7% de las ganancias restantes se repartió entre el 99 % de  la población. Lo que conduce a que cuanto mayores sean las tasas de crecimiento, más se puedan acrecentar las desigualdades.
Unido a esto, discutió que el factor generador de crecimiento y bienestar tenga que basarse en el consumo. Finalmente, puso en entredicho lo que él denomina el factor TINA (There Is Not Alternative), ése que lleva a los expertos a repetir una y otra vez, de forma reiterada e insistente, como un mantra, que lo que se está haciendo a nivel económico es la única respuesta posible.
Pero no queda ahí su reflexión, va más allá  y nos pinta un mundo en el cual todos, en mayor o menor medida, podemos sentirnos identificados. Un mundo donde hemos sustituido en muchos casos emociones y sentimientos por el comprar y regalar, regalarse a uno mismo y a los demás como forma sustituta de otras entregas. Un mundo donde la comunicación está dejando de ser real para convertirse en virtual, donde se nos cuenta por el número de amigos que te siguen en las redes.  

Y, ahí, en plena conferencia, de repente, me vino a la memoria el planeta Solaria de Asimov y ese robot detective, Danien Olivaee, al que envían desde la tierra a tratar de resolver un caso de asesinato cometido en Solaria. Y del dilema que se le plantea dada la imposibilidad de que haya podido cometerlo un ser humano, puesto que en ese planeta los seres humanos ya únicamente se comunican mediante hologramas de sí mismos. No resisten estar en presencia de otro ser humano, sentirle, rozarle, tocarle… Menos, cometer un asesinato. Cuando lo leí, hace ya algunos, bastantes años, me produjo tal desazón que necesité reconfortarme con que era eso, ciencia ficción, y que en todo caso yo ese mundo no lo vería. Ahora ya no estoy tan segura.   
                
P.D.: Las fotografías que acompañan al texto son de Lynne Cohen que expone en estos momentos en la Fundación Mapfre.  Su  mirada  sobre los nuevos espacios inhabitados, pero invadidos de otras presencias, me ha provocado la misma ambigua sensación de amenaza y control,  inquietud y desasimiento que las palabras de Bauman.
HETERODOXA

LA MIRILLA: ...Me desperté y vi la luz del amanecer en las mirillas de la persiana. Salía de tan adentro de la noche que tuve como un vómito de mí mismo, el espanto de asomar a un nuevo día con su misma presentación, su indiferencia mecánica de cada vez: Conciencia, sensación de luz, abrir los ojos, persiana, el alba. JULIO CORTÁZAR

1 comentario :

  1. Heterodoxa, pues ve a ver la película Her. Es quizá algo futurista pero yo sentí la absoluta sensación de que lo que plantea es perfectamente posible. Ya nos dirás.

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