4/12/13

PLANES FUERA DEL ÁTICO: "Recópolis y alrededores"

Contra la pereza y el frío, nada mejor que contar con buenos planes. Y si además por suerte disponemos de un coche, no hace falta ir muy lejos. Los que vivimos en Madrid al menos, recorriendo apenas ochenta y cinco kilómetros, podemos plantarnos en menos de una hora en medio de la Alta Edad Media, en concreto en el corazón del reinado visigodo de Leovigildo y la ciudad que, junto al Tajo y cerca del actual pueblo de Zorita de los Canes (Guadalajara), fundó en el año 578 en honor de su hijo Recaredo: RECÓPOLIS. 


Si bajo el reinado de Recaredo se produciría la unificación religiosa de la Península Ibérica y su conversión al catolicismo tras abandonar el arrianismo, para ello Leovigildo habría logrado previamente la unificación territorial de la misma. Con estos fines estratégicos de controlar el territorio, hizo que se construyese Recópolis en medio de la nada, en un lugar desde el cual se dominaban tres valles y un río, el Tajo, en aquella época navegable. Las vistas desde el yacimiento son impresionantes e inabarcables.

Siguiendo la estructura de las ciudades romanas, Recópolis cuenta con dos vías principales, el cardo y el decumano que se cortan ortogonalmente entre sí. En ellas se disponen talleres artesanales y un gran arco que da entrada a una plaza donde se ubican la basílica y el recinto palatino. Sobre los restos visigodos de estas construcciones, se observan no solo las huellas de la vida política, social y religiosa visigodas sino también de las culturas que allí se asentaron posteriormente, la andalusí entre ellas.





Tras la visita a Recópolis y a su centro de interpretación, merece la pena dar un paseo por Zorita de los Canes y visitar su castillo, que primero fue alcazaba islámica y después fortaleza de la Orden de Calatrava. Apurando el día, si aún hay tiempo, cerca de Albalate de Zorita, entrando en las urbanizaciones, puede contemplarse una excelente panorámica del meandro que forma el río Guadiela, y, por desgracia también, en una de las paredes del cañón, el esqueleto de un hotel a medio construir —he preferido evitarlo en la foto—, huellas de la especulación inmobiliaria que esperemos algún día desaparezcan y dejen de “ensuciar” la estampa. 




   Y de vuelta a Madrid una parada en Nuevo Baztán, municipio declarado Monumento Histórico-Artístico, ejemplo del urbanismo barroco castizo diseñado por José Benito Churriguera a principios del siglo XVIII para acoger la residencia de los obreros de la fábrica de vidrio fundada por Juan de Goyeneche y Gastón. 












     Mejor aprovechado el tiempo, imposible. Empezando a fines del siglo VI y terminando a fines del XVIII; en un solo día un recorrido por doce siglos de historia y arte en la meseta castellana. Que lo disfrutéis como lo disfruté yo.


MAR REDONDO, habitante del ático.

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