Llevo unos meses con la indefinible sensación de que
este país nuestro se encuentra aquejado de una extraña enfermedad. Es algo así como
una epidemia que, aunque al principio se manifestó de forma algo larvada, poco
a poco se va contagiando a amplias capas de población. Se caracteriza porque
las personas van cayendo en un estado de confusión, con dificultades para
incorporar aprendizajes nuevos y evocar recuerdos: una amnesia a medida, se va
olvidando a medida que pasa el tiempo. He buscado en mi amigo Google y he
encontrado que los síntomas son parecidos al denominado síndrome Korsakoff —no
confundir con Rimski Korsakoff.
Puede que esta epidemia se esté dando en otros lugares
del planeta —el caso es que yo no he
podido comprobarlo—, consecuencia de la crisis. Y digo esto porque en estos
cinco largos años la gente se ha ido como olvidando poco a poco de los logros,
mejoras y calidad de vida conseguidos en los últimos cuarenta. Y no es
únicamente que olviden los recuerdos, sino que muchos, cuando comentan
situaciones anteriores a la crisis, entran en un estado de estupor
caracterizado por una letanía algo inconsistente del tipo “... al menos tenemos
trabajo, o al menos comemos todos los días, o al menos nos reímos, o al
menos...” Esto me tiene algo preocupada, cualquier día se me convierten en un
personaje de la cabaña del Tío Tom y me salen con eso de “¡Qué Amo mas güeno
es, que nos da de comer todos los días y no nos azota casi nada!”
No sabría decir cómo y cuándo comenzó la epidemia y si
es causa o consecuencia de la crisis. Pero con la excusa de atajarla, la crisis
—de lo de la enfermedad no creo que siquiera se hayan dado cuenta—, lo que
parecen buscar es convertirnos en seres asustados, en perenne estado de
confusión, alienados y con muy poca capacidad para discutir críticamente esta
deriva. Lo que más me preocupa es que la extraña afección está contagiándose a
nuestros prebostes, que parecen haber olvidado lo que nos decían hace tan sólo
dos años. En algunos casos sólo un año. Claro, ese debe ser el factor tiempo en
ir olvidando, 365 días. Debo apuntarlo en mi Moleskine para resetearme antes de
que acabe el plazo, no vaya a ser que vaya entrando yo en esto de los olvidos y
tampoco sea capaz de recordar más allá de ese período.
Bueno, a lo que íbamos, que en estos últimos tiempos nos
han ido convenciendo de la necesidad de sacrificarnos con eso aquello de que
hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Van a tener razón, estamos
viendo cómo muchos han vivido y viven por encima de sus posibilidades, de sus
posibilidades formativas, profesionales, académicas, de esfuerzo y carrera. De
esos hay un montón, pero que un montón. Los demás, con tanto sacrificio
impuesto, vamos siendo afectados uno tras otro por el síndrome, que habrá que
ver, esa es otra, qué lo produce, qué microorganismo o microorganismos o lo que
se sea lo están causando.
Puede que
esta epidemia tenga otros efectos colaterales, vete tú a saber, a lo mejor no
buscados. Si todo el mundo se contagia, tampoco recordaremos a quién tenemos
que votar, ni siquiera si tenemos que votar. Inmersos en ese estado de
confusión y letargo llegaremos a olvidar para qué sirven los bancos, los
partidos políticos, los famosos comités de sabios, el Consejo empresarial ése de la Competitividad …, y
quizás en ese reseteo continuo consigamos que todo cambie. Quizás.
HETERODOXA, habitante del ático.
“....Me desperté y vi la
luz del amanecer en las mirillas de la persiana. Salía de tan adentro de la
noche que tuve como un vómito de mí mismo, el espanto de asomar a un nuevo día
con su misma presentación, su indiferencia mecánica de cada vez: Conciencia,
sensación de luz, abrir los ojos, persiana, el alba.”
Julio Cortázar
Yo, parto de la base de que vivimos en una sociedad enferma, no se si será el síndrome korsakoff u otro similiar, pero la gente esta alienada o al menos lo capto así. Támbien es cierto que hemos retrocedido casi veinte años y las expresiones, al menos comemos, al menos tenemos trabajo, son lamentablemente una realidad de muchísimas personas en este país , y en las cuales algunas se sienten comodas.
ResponderEliminarSí señores la esclavitud a vuelto, la amnesia generalizada es la defensa de muchos. Epidemia sí, pero espero por nuestro bien que volvamos a ser seres humanos con voz, dispuestos a que ese sindrome Korsakoff no haga mella en nuestras mentes y nuestros corazones.
Esther Tusquest (Escritora) dijo una vez, -Lo bueno de hacerse mayor es que todo te importa un bledo- y este pensamiento quizás este bien a una cierta edad, pero cuando se es jovén y se piensa lo mismo, malo, malo.
Habitante de el ático, misteriosa, enigmática, enhorabuena por el artículo. un saludo
ResponderEliminarBueno, Juanjo, encantada de conocerte por esta vía y muchas gracias por tus comentarios. Si, por lo menos, aunque sea por unos breves minutos, intentamos entre todos mirar el otro lado, algo iremos consiguiendo. Y si no, ya se sabe: a resetear continuamente. En eso estamos...
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