Hoy
quiero hablar de dos exposiciones y de una sensación, o una impresión, o un
regusto…
Hace varios días que visité en la sala Recoletos de la Fundación
Mapfre la exposición Picasso. En el taller, y pocos días después Eulogio Varela. Modernismo
y Modernidad, en el Museo
ABC (estupendo catálogo). Antes que nada, las dos merecen la pena, aunque la de
Picasso, por la figura del autor y por la calidad de las obras expuestas, está
en primera línea de los medios de comunicación mientras que la otra, si no
pasas por la puerta del museo y entras «a ver qué hay», no te enteras de que
existe.
Pues
bien. Estaba contemplando la obra gráfica y las portadas que Eulogio Varela
había realizado para la revista Blanco y
Negro, cuando pensé que aquellos dibujos, aquellas pinturas eran, por
decirlo de algún modo, amables con
las mujeres y, por contraste, recordé los desnudos que días antes había
contemplado en la exposición de Picasso.
Ya en casa, dándole vueltas al tema de la mujer en el arte,
encontré en Internet un trabajo titulado «NIÑA-MUJER-OBJETO DE ARTE: LA SEXUALIDAD FEMENINA
EN LA PINTURA» firmado por la Dra. María Cruz García Torralbo y el Dr. Francisco
José Sánchez Concha para el III
Congreso Virtual sobre Historia de las Mujeres celebrado en Jaén en octubre de
2011, cuya lectura recomiendo (http://www.revistacodice.es/publi_virtuales/iii_congreso_mujeres/comunicaciones/III_nina-mujer-objeto.pdf). En dicho trabajo se analiza cómo el arte, en sus distintas
formas y estilos, ha visto a la mujer a lo largo de la historia,
fundamentalmente desde los impresionistas hasta el día de hoy.
En el caso de mi experiencia reciente, tras haber asistido a
las exposiciones de Picasso y de Varela, uno se plantea cuán diferente puede
llegar a ser esa visión de la mujer, incluso entre artistas contemporáneos. No
sería lógico ni apropiado comparar desde un punto de vista artístico a dos pintores que se han manifestado
en estilos diferentes, pero después de contemplar un
buen número de cuadros de Picasso (en la presente exposición los hay magníficos),
sus desnudos cubistas me parecen, consideraciones artísticas aparte, el máximo
grado de cosificación de la modelo y, por lo tanto, de la mujer, mientras que
en el caso de Eulogio Varela (como en el de otros pintores modernistas), el
pintor nos presenta una imagen de mujer más idealizada (tal vez demasiado
idealizada en las obras más simbolistas).
Efectivamente, el análisis cubista descompone la figura
transformándola en una serie de planos que se corresponderían con diferentes
puntos de vista temporales y/o espaciales, y lo hace tanto con objetos como con
personas. Pero es un hecho que Picasso se ha prodigado en representar la figura
femenina reducida a una serie de rasgos sexuales esquematizados con los que el
pintor malagueño construye la idea de
una mujer. Por supuesto que Picasso es mucho más que eso, lo cual no invalida
el tufillo machista del que aquí se
habla.
Del otro lado, los modernistas han ensalzado en numerosas
ocasiones a la «mujer nueva», mujeres
al tiempo dinámicas y elegantes, en actitudes hasta entonces privativas de los
hombres, como el deporte o conducir un automóvil ¡a principios del siglo XX!
Recuerdo una exposición de hace unos cuantos años, en la sala de Azca de la
Fundación Mapfre, titulada La Eva Moderna (1914-1935), donde quedó ampliamente reflejada esta visión
reivindicativa de la mujer moderna.
Lo más curioso es que esta nueva visión de la mujer
viniese de la mano de pintores pertenecientes a la sociedad burguesa del
momento, mientras que Picasso, artista al que históricamente se le ha asociado
con las ideas progresistas, se afanaba en repetir hasta la saciedad la
reducción de la mujer a sus genitales. Es lo que tienen los mitos.
JUAN M. QUEREJETA
Muy buen análisis, lúcido y conciso.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Eliminar¡Qué estupenda visión sobre el tratamiento de la mujer en el arte! Aunque sea sólo a través de la obra de dos pintores, es extensivo a muchos más y a muchas obras. Y queda claro que en numerosas ocasiones alguien puede ser un gran artista, un gran innovador con su obra, pero respecto a su consideración sobre la mujer mantiene esquemas retrógrados y heredados. Pasa hoy día. Gracias por el artículo.
ResponderEliminarAramar
Muchas Gracias
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